El concepto de feminicidio se utiliza para hacer referencia al asesinato de mujeres por hombres. Lo popularizó Diana E. H. Russell cuando, en 1976, testificó sobre un asesinato misógino ante el Tribunal Internacional de los Crímenes contra las Mujeres. Pero la misma autora explica cómo el concepto le llegó por primera vez en 1974 cuando la escritora Carol Orlock estaba preparando un libro sobre el feminicidio que, finalmente, no se publicó.

A partir de la utilización por Diana E.H. Russell, su uso se ha ido popularizando, -y más, a raíz de diferentes publicaciones de la autora de 1990 y 1992- con el significado que Russell le ofreció: “el fet que per misogínia un home mate a una dona”.

En castellano fue popularizado por Marcela Lagarde al referirse a él por describir los asesinatos de Ciudad Juárez (México). Aún así, el origen del concepto se remonta al s. XIX y, no concretamente, aunque suele citarse así en la mayoría de publicaciones, para referirse al asesinato de una mujer.
En las tareas de investigación para mi tesis doctoral, me dirigí al texto que se cita como el primer origen conocido del término, que aparece como femicide y que se realizó en 1801 por el escritor John Corry en el libro A satírical view of London at the commencement of the nineteenth century.

Leyendo el libro nos damos cuenta de que el autor no emplea el concepto para referirse al asesinato de una mujer, sino para referirse a la seducción de un hombre casado a una mujer virgen a quien deja una huella y hace que ésta, posteriormente, acabe manteniendo relaciones sexuales con un hombre casado, quien después le abandona:

“Una de les molèsties més pernicioses de Londres és la voluptuositat de la insolència, qui, confiant en la respectabilitat del seu rang i en la seva butxaca, s’esforcen en les jornades de portes obertes per a seduir a les joves que atreuen la seva atenció en la via pública”.

Lord G., conocido por sus amores, un día, mientras paseaba por la calle Throgmorton, observó a una bella joven parada en la puerta de un comercio. Tras verla con atención, acudió a un café y le escribió una nota, que le envió su lacayo, con una oferta de veinte guineas a la semana como precio de su virtud. La chica, aunque era una sirvienta, al ser metodista, consultó por tal suceso a un amigo religioso, quien la disuadió de aceptar la propuesta de su señoría. Pero, aunque se resistió con tanta nobleza a esta terrible experiencia, el accidente dejó en su mente una huella desfavorable para la virtud, de tal modo que pocos meses después se fugó con un hombre casado y, por tanto , se convirtió en víctima de la seducción.

Esta especie de delincuencia puede denominarse feminicidio “perquè el monstre que traeix a una verge crèdula i la condemna a la infàmia, és en realitat un assassí implacable!”.

Corry, aunque no habla de un asesinato como tal, le da un peso simbólico que equipara una práctica con la otra. El honor y la imagen social y pública de una mujer de los inicios de la sociedad londinense del s. XIX quedaba estigmatizada y, puede ser por ello, el uso originario del concepto hace referencia a la muerte social de la imagen, el honor y el decoro tal y como se entendían en el contexto histórico y social del Londres de principios del s. XIX.

 

Bibliografía:

  • CORRY, John. 1801. A satírical view of London at the commencement of the nineteenth century. Impreso por Kearsley. Libro digitalizado y disponibleonline.
  • RUSSELL, Diana y RADFORD, Jill (edit.). 2006. Feminicidio. La política del asesinato de las mujeres. Diversidad Feminista.

JOSEP ARRANDIS GARCIA. Es trabajador social. Ha estudiado antropología, estudios de género y diferentes corrientes terapéuticas. Ha sido trabajador del Servicio de Intervención Especializada (SIE) de Igualada y colabora con Mujeres Con Empuje en el Área de Formación, Asesoramiento y Consultoría. Escribe en distintos medios e investiga en violencias y estudios de género.

NOTA: este artículo se enmarca en la búsqueda de la tesis doctoral del autor.