Son tiempos de incertidumbre. Y de luto. Todo el mundo ha perdido a alguien o algo. También de fuerte sobrecarga. Las mujeres hacemos de mamas, maestros, psicólogas, compañeras y trabajadoras… Y se acentúa la pobreza de las mujeres en general. Un contexto difícil, de mucha tensión, que afecta a nuestra salud. Hablamos de lo que nos pasa y de cómo nos sentimos, en el primer taller digital que llevamos a cabo on-line: Covid-19 i gènere: com ens està afectant aquesta crisi a les dones.
El taller ha ido a cargo del SIAD MICOD, el jueves 4 de junio, dentro del programa del 28M, Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres, organizado por el Área de Igualdad de género de la Mancomunidad de la Conca de Òdena.
Yezirah Vázquez Morales, coordinadora de SIAD’s y educadora social, aborda el tema de forma poliédrica, en un espacio abierto y de total confianza, en el que de forma muy participativa se ha hablado de la crisis de la Covid-19 y las violencias machistas, las violencias económicas, el trabajo, los cuidados, la crianza y el embarazo y el puerperio, para acabar hablando de salud física y emocional.
El confinamiento tan necesario para evitar el colapso sanitario y la protección de todos dejó a los colectivos más vulnerables literalmente encerrados en casa, sin recursos o sin salida. Se han agravado las situaciones de conflicto en todos los niveles, y específicamente las violencias machistas. Se han agravado las situaciones de conflicto en todos los niveles, y específicamente las violencias machistas.
Con el confinamiento, lo primero que se pierde, desde el primer momento, es el trabajo informal, no regularizado. Las principales afectadas también son mujeres, que se quedan sin trabajo, o que han reducir la jornada para adaptarse a la nueva realidad. La pobreza de las mujeres se acentúa con sobrecarga del trabajo no remunerado.
Durante el confinamiento, las mujeres hemos combinado el teletrabajo, cuidados y crianza. Hemos sido mamas, maestros, piscólogas, compañeras y trabajadoras.
reducir la jornada para adaptarse a la nueva realidad. Con la pandemia el sector de cuidados y servicios pasa a ser esencial, en un sistema que no le valora ni económica ni socialmente.