El duelo gestacional y perinatal por los bebés que no han nacido o que han muerto a las pocas horas de nacer. Es un duelo negado, ocultado, silenciado, invisibilizado, y por eso mismo incomparable, porque no se reconoce el sufrimiento que comporta.

Desde el programa de Salud para Mujeres de DAE iniciamos hace 10 años un servicio para trabajar la salud sexual y reproductiva con las comadronas de ASSIR Anoia. Para nosotros también fue un descubrimiento cuando empezamos a atender a mujeres que habían perdido a su bebé. Fue entonces cuando empezamos a darnos cuenta de cómo se trata de duelos muy negados y silenciados.

Por la experiencia de la atención psicológica que hemos realizado durante todos estos años, y la formación, hemos podido constatar que es un duelo que no se puede comparar con ningún otro.

El no tener la oportunidad de conocer al bebé, de no tener recuerdos ni momentos vividos, nos deja sin vivencias para compartir con amigos y amigas, familiares.

Con la muerte perinatal, la madre sólo puede recordar sensaciones corporales, imágenes de las ecografías… El trabajo del duelo se realiza en un plano imaginario, simbólico, sobre las expectativas y la idealización, ya que no ha habido relación real vivida. Por eso es tan intenso.

Incomprensión por parte del entorno

Cuando se produce la pérdida gestacional y perinatal, los ímputos familiares o sociales suelen ser comparativos, de minimizar mucho y dar poca importancia. Missatges de consol tals com: “mejor haberlo perdido ahora y no más adelante”, “sois jóvenes”… suelen ser habituales. No se facilita, más bien todo lo contrario, la conexión con sensaciones y sentimientos. Esta falta de espacio, hace que se viva con mucha soledad.

Directo a la feminidad

“El bebé ha muerto en su vientre y la mujer debe separarse de esta parte de sí misma”.

El duelo gestacional y perinatal es muy difícil para la mujer, afecta a su feminidad, tanto en el plano físico, como es un parto sabiendo que el hijo ya está muerto, o la recuperación y el movimiento hormonal sin un bebé; como el identitario, porque comporta la pérdida del papel de madre, aunque también de padre, y de parte de sí ellos mismos; o el “fantasmal”, por la pérdida del bebé imaginario y deseado.

Otra particularidad es el recuerdo. Si se decide otro embarazo, los padres siempre rememorarán ese momento trágico. Supone un importante estresor, hace aflorar ansiedad entre otras dificultades emocionales que puedan darse en algunas mujeres durante el embarazo.

Presión social

La cultura social valora a la mujer en relación a la capacidad de ser madres. La mujer no existe socialmente, lo que existe es la madre. El mensaje es si no eres madre, no eres nadie, porque el ser mujer no está dado. Lo que se da es el papel de madre.

En este sentido, se produce la frustración de no poder completar ese mandato, ese deseo social, de no cumplir con lo que se espera de ella. Algunas mujeres suelen sentirse culpables y avergonzadas por no poder llevar al mundo a un bebé vivo. Es una culpabilidad imaginaria, de no ser suficiente mujer para no poder llevar un embarazo a cabo.

Se produce un conflicto con el cuerpo, de traición, que si se junta con los cambios hormonales, sin bebé alguno, puede llegar a ser muy duro.

En nuestra sociedad, la maternidad está mitificada, idealizada. Hay que entender que también es dolorosa, que no es un cuento de hadas, que en ocasiones las cosas no van bien. Pero esto no se dice, no se transmite. Nunca esperas que pueda ocurrir.

El luto cosa de dos…

Lo habitual es centrarse en la mujer, y la pareja en algunas ocasiones queda más en el rol de pareja y no de padre.

Debemos estar pendientes de la pareja, que no vemos, porque no es gestante. Puede sufrir igualmente por la pérdida del bebé y puede llegar a tener miedo a perder también a la pareja. El dolor no se puede medir, y cada miembro de la pareja tendrá su propio duelo, que quizá sea vivido, expresado y gestionado de formas diferentes.

No importa el tiempo que hayas estado embarazada. El tiempo de embarazo no se correlaciona directamente con la profundidad del dolor que pueda experimentarse. La pérdida desencadenará en la pareja emociones y reacciones intensas, días muy dolorosos. Puede provocar que una pareja se rompa o puede unir y madurar.

La importancia de llorar y decir adiós

El Ayuntamiento de Òdena presentó el domingo un “Espacio del Recuerdo” en el Cementerio de Òdena, específico para los bebés no nacidos o que han vivido muy poco. Iniciativas como ésta son muy necesarias, importantísimas, porque facilitan el proceso de duelo.

El pequeño cementerio de Òdena permite dar presencia física al recuerdo, simbolizar, reconocer. Favorece el ritual, la despedida, cuando en muchos casos en el momento no se puede o no se quiere por el impacto que entonces se teme.

El simbolismo es esencial para la visibilización de la pérdida y elaboración del duelo. Debemos dar valor e importancia a los símbolos.

 

 

MAR GRANADOS Y MYRNA GONZÁLEZ. Psicólogas del programa Salud para las Mujeres de DAE.

FOTOGRAFÍA. Espacio del Recuerdo en el Cementerio de Igualada.