Este escrito ha surgido de la escucha clínica, concretamente a partir del trabajo con mujeres, algunas de las cuales se preguntan cómo responder a ciertos malestares que se presentan en sus hijas/os.

Algunas/os de estos niños o jóvenes están diagnosticados de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), y también de otras modalidades diagnósticas. La mayoría de ellos está en tratamiento.

Sin embargo el hecho de que extiende en tratamiento no les proporciona a ellas el alivio que esperaban por haber confiado el problema a uno/a otro/a profesional. Refieren que en el día a día sufren, se sienten atrapadas por no saber cómo actuar, cómo responder a la demanda imperativa que sus hijas/os les hacen. Principalmente cuando se trata del móvil, videojuegos, comportamientos agresivos, adictivos, hiperactivos, etc.

“…Así los niños juegan con máquinas en las que todo ocurre al instante, las imágenes cambian cada segundo y un minuto les parece una eternidad. El aburrimiento es un sufrimiento, no un tiempo intermedio para pensar”. (Álvarez, 2018).

Las pautas que enseñan las/los profesionales parece no funcionar. Quizá porqué las pautas, las etiquetas diagnósticas actuales, ocultan a las/los niñas/os, como sujetos singulares. Igualmente la persona adulta esquiva su propia singularidad para lidiar con el problema cuando recurre a tales etiquetas e indicaciones generalizadas.

Por otra parte, estas mujeres cuando se atienen a orientaciones ajenas se sienten desautorizadas, pues enuncian las pautas, los límites, desde una posición titubeante, desconectadas de un saber propio. El resultado de este modo de actuar es habitualmente frustrante.

En sus relatos ellas se preguntan si les haría falta construir un saber singular para dar otro rumbo al problema. A la vez explicitan una manera de hacer que sintoniza con una idea que circula en nuestros tiempos, la idea de evitar los sufrimientos y el aburrimiento, procurando dar respuesta a la demanda de satisfacción inmediata. Se pretende eludir las frustraciones, la transmisión de acontecimientos tristes del propio entorno o del mundo, etc.

¿La satisfacción inmediata hace obstáculo al deseo?

Explica Álvarez (2018) que el mundo de la infancia forma parte de la sociedad, no es un mundo aparte. En una sociedad caracterizada por la producción y el consumo, los niños están bajo el régimen del rendimiento, las competencias y los deseos.

Desean objetos a menudo diseñados para su satisfacción inmediata como las tablets, los video-juegos, las golosinas…

Todo empieza cuando el marketing se dirige directamente a los niños/as que a su vez influyen en las madres y en los padres.

Y tiene que ver con la pérdida de autoridad y de sentido común de la madre y/o del padre, que se encuentran sin capacidad para poner límites (quizá temerosos de hacerlo). Por otra parte, los padres mismos están influidos por el mismo régimen consumista, un régimen que afecta la capacidad de desear del sujeto infantil y del adulto.

No hay que confundir demanda y deseo

Hoy parece ser que todo es lo mismo, hay como un desinterés generalizado, una indiferencia, algo que se asemeja a una suspensión del deseo, como una especie de melancolía infantil y juvenil.

Se demandan objetos para la satisfacción inmediata. Incluso la madre, el padre y la familia entera son también víctimas de este proceso, están bajo la influencia del discurso capitalista contemporáneo, una de cuyas consecuencias es que la frontera entre niñas/os y adultas/os se desvanece.

Y ocurre que la satisfacción inmediata de la demanda es un obstáculo al deseo. Se puede decir que la demanda es el estado de alienación del deseo.

Por otra parte es necesario advertir que la demanda y el deseo banal por los objetos de consumo, la búsqueda de la satisfacción inmediata, del enganche pasivo, constituyen un impedimento al otro deseo, el deseo humano que se vincula al anhelo como motor de las más variadas realizaciones humanas.

Este “otro deseo” no es tan atrapable porque no se vincula a objetos concretos, se trata más bien de un deseo inespecífico que se suele formular más o menos así: “quiero algo pero no sé lo que quiero…”. Como observa Ubieto (2018) el sujeto infantil o adulto, necesita el intervalo, o sea el vacío en el cual alojar su pensamiento o invención. El aburrimiento es ese intervalo entre una cosa y otra, que causa entonces lo que Lacan decía: “el deseo de otra cosa”.

Cuando llenamos la infancia de objetos y actividades taponamos el vacío y abortamos también la creación.

Hoy esa maniobra está muy promocionada por un capitalismo pulsional que quiere hacernos creer que tiene la clave de nuestra satisfacción en forma de objetos de consumo.

La falta en ser es constitutiva del ser del sujeto, y por eso es fundamental que la persona adulta pueda transmitir que no se puede todo. Esto es importante para situarse como sujeto deseante en la vida.

Freud decía que los niños muy atendidos en sus demandas, suelen ser frágiles desde el punto de vista psíquico.

Ideales de nuestro tiempo

Si los ideales de nuestra época están marcados por el imperativo de gozar, tener, ser feliz a toda costa, para lo que se cuenta con todo tipo de ofertas tecnológicas y de consumo para reparar y colmar las faltas. ¿Cómo se explica el aumento de las “depresiones”, de la hiperactividad, de las patologías del acto? ¿De qué adolecen los niños y adolescentes de hoy?

¿Quiénes hacen los síntomas?

La clínica es un lugar que nos enseña mucho y recoge lo que no marcha en lo social, lo que hace síntoma en lo social.

Madres, padres, educadores se aturden, sufren por no saber cómo afrontar los síntomas que circulan en la infancia y adolescencia, que parecen adquirir carácter de “epidemia”.

Les parecen indescifrables y en algunas/os, les evoca un conflicto subjetivo.

Las/los adolescentes se identifican con esos síntomas que emergen en lo social, y no en sí mismos. ¿Qué quiere decir esto? Que es difícil que algunas/os adolescentes actualmente, se sientan concernidas/os en la tarea de descifrar de lo que sufren. Esto es propio de la edad adolescente en la que abundan las patologías del acto que hacen obstáculo al pensar.

Hace falta tiempo para desarrollar el trabajo de elaboración necesario para inscribir y soportar la dimensión de la falta, el vacío, la ausencia…

Y puede ser que la carencia de este tiempo psíquico de elaboración no favorezca la construcción del entramado subjetivo necesario, con sus invenciones, con las preguntas por sus conflictos, etc.

Lo que interroga es que en los tiempos actuales esto se está generalizando en demasiado.

BIBLIOGRAFÍA

 

VALÉRIA FERREIRA. Psicòloga i Psicoanalista. Acreditada Psicòloga Sanitària. Membre de l’Associació Catalana per a la Clínica i l’Ensenyament de la Psicoanàlisi (ACCEP). Entre els varis estudis i publicacions, destaquen el Màster en “Estudios de la diferencia Sexual”, amb aprofundiment, des de l’antropologia i les ciències socials, en la Teoria de Gènere i la relació del social i cultural amb el femení. También el Máster en Teoría Psicoanalítica. Investiga el tema de “Los mecanismos psicológicos que actúan en las mujeres que están en posición de víctimas de violencia machista” dins del Doctorat Psicologia de la Comunicació i Canvi a la UB.